domingo, 15 de agosto de 2010

De males conocidos

Al contrario que hace un mes, quiero sobriedad. Que se calme el revuelo en mi estómago, el zumbido en mi cabeza, y el resto de estigmas que luce un bebedor en domingo. Estaría bien que se aclarasen esas, en ocasiones deliciosas, lagunas, que enturbian los ya de por sí turbios recuerdos de mis noches.

Sé que es un deseo vano, la mañana me volverá a encontrar borracho.

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